Para comprobar que hablo
que efectivamente hablo
debo hablar.
En mi mente hablo mucho demasiado
pero las palabras que salen
son gorgojeos,
palabras sin sentido
en definitiva, no-palabras.
no y si -son las únicas cosas que puedo decir
si y no -por suerte.
Traducir un parpadeo a un sonido a una (finalmente) palabra sin que ocurra mediación alguna; pero ahora me quedaba en el parpadeo; siquiera alcanzando a decir algunas sílabas, desordenadas, informes, incoherentes.
Me detengo a pensar en un libro de Ortiz
que leí hace apenas unas semanas
en que ortiz piensa en uno de sus amigos de la infancia
que por una u otra razón, se había quedado encerrado en sí mismo.
Me pregunto si alguna vez llegaré a ser como él, silenciosa, calladita, casi ciega; si alguna vez reiré nuevamente, si alguna palabra saldrá de mi boca, o si deberemos irnos hacia las abisalidades del Capitán Beto.