¿Quién le dio al pequeño dios
el centro gris del abismo?
la piedra contiene -lapidado- un nombre
como si el cementerio no albergara más que esa mínima memoria
inútil
ese gesto ese hábito esa disposición
primera sujeción del cuerpo
golpe lapidario
y primigenio
crimen fundante
esa violencia
del nombre
muerto el cuerpo
desmembrado
horadado penetrado habitado
por gusanos formol
y otras alimañas
se ríe irónica una palabra
esa que acompañó
a despecho
esa la primer herida
siempre cicatrizada siempre abierta siempre a la espera
amenazante
se burla ahora
petrificada
de las putrefacciones del muerto
la impermanencia
la locura ociosa de vivir
¿y quién se atreverá a develar
la locura que esconden
las letras
el abismo que abre
cada nombre
la desgarradura
ausente
del silencio?
¿quién se atreverá
a perder
quién se atreverá
a olvidar
su nombre?
ni un sonido
ya
despierta la noche
la lluvia que enjuga las palabras
se deja resbalar con ellas
la lluvia
moja también
mejillas de mármol
juega a correr por los canales de la piedra
y a desbordarlos
y a corroerlos
la lluvia
se atreve
sin fondo sin centro
el abismo
abisa
2 comentarios:
Creo que todo nombre es succionado por el TIEMPO,que al vaciarlo de recuerdos lo despoja de significado.
Besos y seguí tejiendo
y de repente se me hizo visual. Muy bueno. Saludos muchos.
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