sábado, 28 de agosto de 2010

¿Cuánta verdad...?

Este texto ha sido iniciado múltiples veces. Y sin embargo, no encuentro las palabras indicadas para decir lo que pretendo. Tal vez, si hiciera a mi discurso presa de este otro discurso, entonces no tendría que comenzar... y aquella paradoja blanchotiana podría ser superada. Pues, ¿Cómo empezar un texto cuando el texto es sólo el resultado final? ¿Cómo decir de ese primer caracter, o incluso de esa página en blanco, algo, si no se hallan en relación a nada? El texto, como entramado, sólo en su trama es texto; y tal vez nunca en su trama, sino sólo en su entramar. Pero el entramar es constante; todo el tiempo se halla en relación, aún cuando pareciera estar acabado. Entonces, si no hay comienzo propiamente en la escritura, no hay final... Y aquí... ¿a qué nos atrevemos a llamar texto?

2 comentarios:

jime rivas dijo...

Interesante interrogante dejás abierto acá, me gustaría estar segura de que no cualquier cosa es un texto, porque quiero pensar que el mundo no es un lugar lleno de palabras que no tienen significado y sí, que en cambio,es un espacio pletórico de elementos que se comunican unos con otros.
Saludos

Anónimo dijo...

Hace unos días me encontré con esto: "Debemos terminar con esta superstición de los textos y de la poesía escrita.(...) Tras la poesía de los textos, está la poesía a secas, sin forma y sin texto." Se agota la eficacia de las máscaras...