Huellas. Rastros últimos del camino andado. Lo dejado a mis
espaldas, en el barro, en el aire, en la arena. Lo que —hoy— me justifica, aún
cuando todo mirar atrás sea inútil. Aquí estoy. Mis pies encallecidos, mi
cuerpo marcado; marcas que también he dejado en el andar, y en el camino.
Huellas. Rastros únicos, propios, e íntimos. Nadie ha de
seguir mi camino; ni aún yo podré desandarlo. ¿Para qué volver sobre mis pasos?
Volver: el retorno. Pero mirando atrás: el rastro ha desaparecido; y con él,
todo camino. ¿Un camino? ¡Caminar!
Huellas. Mi cuerpo marcado. Una palabra, un silencio, lo
atraviesan. Y quedan, resistencia de lo innominable… ¿Y aquí? ¿Unidad,
pluralidad, totalidad, realidad, negación, limitación…? ¿Sigo?
Huellas, impresiones, improntas; marcas sobre uno, y sobre el
otro. En la piel, frontera última, el tacto. En mis manos, lo que me ha tocado,
dejando su propia huella. En mis huellas, también las del otro. ¿Una ethica
dactilar? ¿Una política digitalis?
3 comentarios:
"Si quieren comprender sus propios cuerpos deben aprender a caminar bajo el mar..."
Kazuo Ohno.
Creo que tu cuerpo (y vos) saben de abismarse, y de profundidades. Qué bello lo que escribiste. Te quiero.
que bueno primo daiano :D
Bueno prima belu, muchas gracias!
Publicar un comentario